Aunque la intransigencia y desvergüenza no son estrictamente un delito, o al menos no están tipificadas estas conductas como delitos en el Código Penal (CP), está claro que son conductas antisociales y que encajan más bien dentro de lo que podrían llamarse conductas sectarias, especialmente cuando pretenden la “santidad” como razón de ser. Pero la coacción sí es una conducta tipificada en el Código Penal como delito, y si se trata de “santa coacción” está agravada por el hecho de usar la religión como pretexto. Es evidente que muchos delincuentes han encontrado en este “camino” un buen pretexto para delinquir a sus anchas. Poniendo a “Dios” como argumento pueden hacer lo que quieran y desde luego, la secta Opus ha demostrado que pretende conseguir sociedades donde “Dios” está por encima de las leyes y toda autoridad. Es curioso que no sea posible distinguir entre la “voluntad de Dios” y esos delincuentes, entre otras cosas, porque da la casualidad que ellos se empeñan en decir lo que “Dios” quiere o no quiere. No es casualidad que “Dios” quiere siempre lo que a ellos les interesa. Además de las coacciones, otro delito muy común practicado por esta secta es el referente a delitos de fraude y estafa tipificados en el Código Penal español en su Código Penal en el artículo 248 y siguientes: “Cometen estafa los que, con ánimo de lucro, utilizaren engaño bastante para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno.” Artículo 462. El que, con artificios o medios capaces de engañar o sorprender la buena fe de otro, induciéndole en error, procure para sí o para otro un provecho 80 injusto con perjuicio ajeno, será penado con prisión de uno a cinco años. La pena será de dos a seis años si el delito se ha cometido: 1. En detrimento de una administración pública, de una entidad autónoma en que tenga interés el Estado o de un instituto de asistencia social. 2. Infundiendo en la persona ofendida el temor de un peligro imaginario o el erróneo convencimiento de que debe ejecutar una orden de la autoridad. El que cometiere el delito previsto en este artículo, utilizando como medio de engaño un documento público falsificado o alterado, o emitiendo un cheque sin provisión de fondos, incurrirá en la pena correspondiente aumentada de un sexto a una tercera parte. Este tipo de delitos los comete el Opus al exigir a sus víctimas, tras haberles lavado el cerebro, la entrega absoluta de sus sueldos, bienes y herencias si las tuviesen. Además no cubren los gastos de cotización a la seguridad social de las víctimas, quedando estas en una vergonzosa indigencia si es que consiguiesen salir de la secta. Las víctimas no tienen posibilidad de defensa legal porque el Opus Dei controla el Tribunal Supremo. El PP, que es el brazo político del Opus Dei, se ha destacado por conseguir el Gobierno mediante una descomunal estafa donde prometiendo lo que los ciudadanos querían oír, sus políticos hicieron justo lo contrario nada más llegar al poder. Pero el Opus Dei, además de una organización criminal, es una prelatura personal del Papa. La escandalosa cantidad de bienes públicos que se ha apropiado la Iglesia desde que el Gobierno de Aznar (quien fue aupado a la presidencia por la curia del Opus Dei) en 1998 reformó la Ley Hipotecaria, es una muestra de como la Iglesia Católica expolia, con apariencia “legal”, enormes fortunas del legado público sin que se cuestione ante los tribunales el acto de traición al país que supone el contenido de la reforma de dicha ley. Solo en Navarra, donde el Opus Dei tiene su feudo por excelencia, la Iglesia lleva más de 1000 inmatriculaciones desde 1998. No olvidar que la Iglesia Católica no obedece a los intereses de España sino a los intereses del Vaticano, Estado que además de ser una potencia extranjera, ha tenido bastantes problemas con la justicia italiana por delitos monetarios y de blanqueo de dinero. Es vergonzosa la conducta de la jerarquía vaticana que, muy lejos de devolver esas inmensas fortunas que no le pertenecen, parece incluso satisfecha por la gestión realizada en España por el Opus Dei en su favor, hasta el punto de darle a esta secta la máxima confianza en la lucha contra su “corrupción”. En el programa deTV española “Que Dios te lo pague” se demuestra hasta qué punto abusa la Iglesia en su expolio de los bienes públicos en España y concretamente en Navarra, donde, como ya se ha dicho, el Opus tiene su feudo por excelencia. Es de dominio público que el Vaticano posee enormes riquezas, y esto hace sospechar sobre quién puede realmente estar interesado en controlar esta Ciudad Estado. Teniendo en cuenta los escándalos financieros del Vaticano, no es forzado pensar que haya delincuentes que ambicionen sus enormes fortunas y el privilegio que supone controlar un Estado donde pueden blanquear dinero sin que estén sujetos a control. Si alguien tuviese un interés puramente religioso, estaría condenado a muerte al ser un obstáculo para los intereses de ciertos ambiciosos, como ocurrió con Juan Pablo I, según describe la obra de David Yallop “En nombre de Dios”. Pero el conocido tópico literario de Cervantes “Con la Iglesia hemos topado” tan repetido en boca de tantos y tantas, muestra, no solo el poder e impunidad en nuestro país de esta institución plagada de escándalos, y que además está bajo las órdenes directas de una potencia extranjera, sino que también muestra una mentalidad que mantiene una situación de privilegio y desigualdad ante la ley, que permite sus abusos ante la impotencia de la sociedad. Por todas estas razones y por muchas más, se debería de exigir el inmediato cese de privilegios que está gozando la Iglesia, y el procesamiento de cada uno de sus abusos, que han sido cometidos con los agravantes de dolo y superioridad de medios, ante una sociedad humillada durante más de 30 años por una dictadura que impuso la Iglesia Católica como religión oficial del Estado. Las religiones debieran ser un ejemplo de honestidad y moral en consecuencia con sus doctrinas que en general, en su base, no suelen alentar a conductas reprobables. Pero en el caso concreto de la Iglesia Católica, esta ejemplaridad de conducta no va a ser posible mientras las jerarquías eclesiásticas y, en concreto en España, el Poder Judicial, esté controlado por delincuentes que usan la religión como pretexto para la delincuencia Como es sabido, la secta Opus Dei es una prelatura personal del Papa. Muchos creyentes se preguntarán por qué una reputada organización criminal puede tener un estatus tan privilegiado en la Iglesia Católica. La respuesta es que la propia Iglesia Católica es y ha sido desde hace 1700 años una organización criminal. Sus crímenes vienen muy bien documentados en la monumental obra de Karlheniz Deschner “La historia criminal del cristianismo“. Pero la Iglesia Católica con sus enormes riquezas ha impedido que esta información sobre sus numerosos y gravísimos crímenes transcienda masivamente a la Sociedad. La mejor prueba del poder que tiene la Iglesia sobre los medios de comunicación, es que cada vez que abre la boca el Papa en público se publican sus palabras en los noticiarios más importantes de occidente. En cambio, las noticias adversas sobre el Opus Dei o el Vaticano no son tan divulgadas, a excepción de los numerosos escándalos de pedofilia que empezaron a salir a la luz tras haber sido ocultados durante décadas. Pero lo que ha salido a la luz es, probablemente, tan solo la punta de un iceberg. De entre las muchas argucias que utiliza el Opus Dei para apropiarse del dinero ajeno, caben destacar los métodos empleados para adquirir herencias que esta secta recibe por medio de fundaciones “sin ánimo de lucro”. Estas fundaciones pueden disponer de las ingentes cantidades “heredadas” como les plazca sin tener que dar explicaciones a nadie. Así lo afirma Lourdes Pérez-Luque, portavoz de Tajamar,“Legalmente podemos hacer lo que queramos con el patrimonio para la obtención de nuestro fin” quien se pronuncia de esta forma tras haber “heredado” su fundación una fortuna en circunstancias extrañas, donde la mentira y los acosos son parte de las quejas que se han recogido de las personas afectadas por esta forma peculiar que tiene el Opus Dei de recibir bienes ajenos. Si una secta como el Opus Dei, es capaz de delinquir sin escrúpulos para conseguir los bienes ajenos por medio de herencias, solo hay que imaginar que no estarán haciendo teniendo acceso ilimitado al dinero público. Si observamos como crece la deuda pública de forma exponencial a pesar de batir records en recortes en sanidad, educación, pensiones, subiendo, etc., etc., no es extraño que el PP (brazo político del Opus) se niegue tan descaradamente a investigar los paraísos fiscales.